por María Eugenia Córdova
Cuando el Presidente de este VIII Congreso Nacional propuso la incorporación de esta función en lugar de contratar a un locutor profesional, instaló una reflexión alrededor de las expectativas propias y las de los participantes de los congresos anteriores respecto de un espacio que funcionara como nexo y conector entre cada una de las presentaciones.
Es decir, empezamos a pensar en un nuevo contrato, ahora con un integrante del Comité Organizador. Y se volvió necesario despejar sobreentendidos (¿sobre-acuerdos?).
El relator será entonces:
vínculo, lazo, conexión, nudo, “de modo tal que”:
- quienes asistan al Congreso puedan reconocer más fácilmente cómo los contenidos de las distintas ponencias se relacionan entre sí y con los ejes del Congreso
- identifiquen las ideas fuerza que se ha decidido destacar especialmente
- encuentren la lógica conceptual que recorre y atraviesa todo el Congreso
Ahora bien (y esto nos preocupa particularmente), la incorporación de esta figura no exime a los participantes de un proceso de co- construcción de conocimientos, ya que cada uno tendrá la oportunidad de armar su propia obra integrando lo que escucha y lo que trae, cuestionando lo que siente que no le cierra, y generando una síntesis única y singular, que esperamos lleve a su vida y a su trabajo el martes siguiente.
El espacio del relator entonces no será:
· protagonista, sí facilitador
· proveedor de respuestas, sí inductor de preguntas
· el de un speaker más, sí el de receptor de las inquietudes que se quiera compartir con los panelistas
Aclarados los sobre-entendidos, los invitamos entonces a acompañar el desarrollo de este nuevo espacio y a aprovecharlo.
Esperamos sobre-calificar!